La inversión en el patrimonio, tema emocionante y especial, es una extensión y resultado del trabajo diario. La finalidad es crear y adquirir un espacio personal que se convierta en una retribución, ya sea en su uso o con la comercialización del mismo. Al pensar en la adquisición de una alberca, que no sólo aporta recreación y actividad física sino también diseño al espacio, la lógica de la inversión debe seguir este parámetro, es decir, lo que se invierte debe dar más de lo que pueda restar. La resistencia del concreto armado es diez veces superior a la de la fibra de vidrio, no se calcina, ni se degrada como ésta última; y su inversión no pierde plusvalía a través del tiempo.
En tema de durabilidad, el costo inicial de la alberca de concreto puede ser más elevado, no obstante, la duración adquirida es mayor a la de fibra de vidrio; las piscinas de este material suelen tener de 20 a 30 mm de espesor (menor a la de concreto), se desgasta con el tiempo y, debido a lo mismo, son más propensas a fisuras y daños estructurales. Generalmente las de concreto son más fuertes y resistentes debido a su construcción con base a las características requeridas.
Una gran diferencia es la flexibilidad en el diseño. Las piscinas de concreto armado se pueden construir en el tamaño y forma que el dueño desee, ideales para jardines irregulares o espacios especiales. Además se puede añadir un conjunto de características de diseño como entradas de playa, borde invisible, cornisa de bronceo y disposición de rocas y/o cascadas. Las paredes puedes revestirse con elementos decorativos y azulejos particulares.
El pH es uno de los parámetros más importantes del agua de la alberca. Mantenerlo en óptimas condiciones permitirá un agua más cristalina, con menor mantenimiento, y alargará la vida de la piscina. El pH es el grado de acidez y alcalinidad del agua, que puede oscilar entre los 7.2 y 7.6 puntos. Cuando disminuye por debajo de 7.2 el agua se vuelve ácida, puede provocar irritación en la piel, ojos y mucosidad, e igualmente desgasta los materiales de la alberca y provoca corrosión. En cambios, cuando el pH aumenta sobre los 7.6 el agua se vuelve demasiado alcalina, también irrita a los bañista y además fomenta la aparición de restos de calcio en la superficie de la piscina así como tornarla en un aspecto opaco (como nublado) por la disminución del cloro, es decir, la desinfección disminuye permitiendo la presencia y crecimiento de algas.